Por Juan Carlos Lemus
Durante la década de los 80, se tuvo la noticia de que se veían Ovnis sobre el cielo nocturno de Cobán, Alta Verapaz. Al parecer, naves extraterrestres cruzaban el espacio ante la vista de atemorizados vecinos. Los radares captaban señales que trazaban una geometría caprichosa. Era presidente de Guatemala uno de los muchos generales que tuvo el país durante 30 años. Ordenó a la Fuerza Aérea que despegaran los A37, aviones de ataque ligero. Su orden aguardentosa fue esta: “Sobrevuelen, ¡Si ven a los Ovnis dispárenles!”.
Después de soltar una carcajada, podríamos analizar el chancro de la insensatez como algo común en aquella época de infalibilidad presidencial. Hoy las cosas son distintas, se supone. Ocurren, sin embargo, absurdos que en el futuro nos preguntaremos —acaso avergonzados— cómo pudimos tolerarlos. Hay cierta ebriedad política, deterioro social manifiesto en cuerpos descuartizados, discursos contradictorios y mentiras colgadas en carreteras y bocas. Habitamos un fenómeno atípico, babélico, incontrolable. Ni siquiera las elecciones en tres años son una esperanza. Tampoco lo serán las del 2019. Es más, de nada serviría cambiar hoy al presidente con todo y sus pasajeros. Así de complejo es el asunto. Un crimen cada vez más tenebroso extingue al anterior. No se ha terminado de asimilar todo el horror, ni de descodificar tanta mentira, cuando aparecen nuevos conflictos con otras variantes y enredos.
Aun cuando pareciera que no hay salida, tiene que haberla. Para encontrarla propongo un seminario nacional de Posibilidades. Siempre las ideas son numerosas y hasta la más absurda —quizás esta— puede ofrecer la salida de un sitio alambrado. Tenemos que hacer algo práctico, legal pero al margen del gobierno, algo más que quedarnos afónicos —ciberafónicos— de tanto protestar.
No soy cabecilla que mueve montañas, conozco mis limitaciones, por tanto solo pongo a la mesa una idea. Que alguien la ejecute o que ponga otra. Es necesario buscar una salida que dinamite la comodidad saqueadora de las multinacionales, que haga juicios políticos públicos, que ponga en jaque la tiranía mercantilista, que explique las argucias de la Empresa Eléctrica, bancos, empresas de telefonía, de quien sea; algo que ponga en evidencia permanente a quienes hacen daño al país, algo como un blog materializado que exhiba las falsedades de los próximos candidatos, que exponga razonamientos claros. Propongo un seminario de Posibilidades donde cualquiera aporte concepciones novedosas de transformación. No hablo de unidad, porque no creo en ella, sino de aportar ideas. Parece inviable, sí, como un fósforo en el agua. Ojalá alguien plantee algo mejor. Lo que tenemos que dejar claro es que ametrallar Ovnis es una estupidez. Si no, pues pongámonos audífonos y levantemos pancartas digitales para protestar por el crimen del día, hasta colocando una de esas simpáticas caritas :(
“La patria es una casa” escribió Julio Fausto. No es la casa que el poeta ansiaba, sino esta con goterones, vigas carcomidas, cohabitada por humanos, inhumanos, perros y ratas. Una casa de láminas cuya temperatura criminal nos hace sudar e irrita. Abramos la puerta :)