Columnas periodísticas de Juan Carlos Lemus publicadas cada sábado en el diario Prensa Libre.
jueves, 23 de julio de 2015
Si ven por ahí a Raúl de la Horra, díganle que esta es una pequeña nota que colgué bajo su última columna en elPeriodico, pero que por alguna dedichada razón hasta hoy desconocida no sale publicada. Luego de este corto título, paso a reproducirla:
Pues lástima, Raúl. Estos follarismos me encantaban. Agudo y con puntería, tenías la capacidad de chingar con elegancia. Es una gran burrada que los despidan. No se puede esperar menos de esta cultura descerebrada. De ahora en adelante, pues quedan los nietos, así que comenzá por encargar un hijo. Larga vida al follador!
lunes, 20 de julio de 2015
El informe de la Cicig
Asistimos a un momento
crítico y decisivo de nuestra historia.
Por Juan Carlos Lemus
“El financiamiento de la política en Guatemala”,
informe elaborado por la Comisión Internacional contra la Impunidad en nuestro
país, ofrece los fundamentos y marcos conceptuales de nuestras percepciones
cotidianas. Es un análisis que traza la forma como el financiamiento ilícito otorgado
a los partidos políticos tiene como consecuencia la miseria que vemos a nuestro
alrededor.
Hay quienes esperaban que la presentación del informe
fuera otra bomba que descarnara nombres de personas y partidos probadamente
relacionados con el narcotráfico; algo que delatara nuevas redes vinculadas a
los presidenciables; esperaban más noticias, más capturas; pero toda investigación
seria es un concierto de novedades que requiere un momento de análisis, una
explicación en blanco y negro para comprender el entramado que se ejecuta en la
práctica.
La presentación del comisionado Velásquez fue
una parte del estudio de 120 páginas –y casi 70 referencias bibliográficas– al
que se puede acceder por la
Web. Ese documento debería ser examinado por todos los
interesados en transformar el sistema, también sería beneficiosa su lectura y
discusión en las salas de redacción de los diarios. Algunos confirmarán lo que ya
sabían y otros ampliarán su panorama perceptivo; en cualquier caso, es un
aporte valioso para el estado de la cuestión
sobre el tema (State of
the Art).
La corrupción se ha extendido tanto en todo el
territorio, que cada municipio tiene sus microsistemas ilícitos que transan
cuotas de poder con los departamentos, estos con el gobierno central que a su
vez interactúa en una dinámica de reciprocidad espantosa, infectada por todo el
país. El negocio es grande y complejo. Los responsables son personas repartidas
en partidos políticos, ONGs, financistas anónimos, recaudadores y medios de
comunicación corruptos. La responsabilidad de estos últimos es un tema evadido
con frecuencia. Hay medios escritos, radiales o de televisión que reciben
dinero en pautas comerciales a cambio de disfrazar la propaganda con noticias, apoyar
con anuncios gratis sin reportarlos, otorgar tarifas diferenciadas y otras
acciones ilegales que favorecen a personajes o partidos muchas veces
relacionados con el narcotráfico. A cambio, obtendrán, además de tales pautas, incidencia
en leyes que los favorezcan o hasta puestos de gobierno incluidas diputaciones.
Tan grave es el problema, que “ningún partido o líder político se atreve a
desafiar al monopolio por temor a ser vetado”. La incidencia del voto es
equiparable a la propaganda, de ahí que los candidatos con más dinero –no los
idóneos– sean los que terminan gobernando.
Asistimos a un momento crítico y decisivo de nuestra
historia. No es tiempo de apelar a la buena fe o a la conciencia de empresarios
y medios de comunicación que estuvieran involucrados en financiamiento ilícito,
es hora de apelar a la investigación, para que quienes resultaren favorecidos
por la corrupción y contribuyen a la consolidación de las redes
político-económicas ilícitas, como las denomina la Cicig, sean enjuiciados al
igual que los demás corruptos.
@juanlemus9
sábado, 11 de julio de 2015
Deshumanización
Responsabilidad de los
gobernantes
y de las personas con poder que influyen en la brutalidad social.
y de las personas con poder que influyen en la brutalidad social.
Por Juan Carlos Lemus
Igual monstruosidad evidencian los pandilleros
que tiran del puente a un joven que no quiso involucrarse con ellos, que una
funcionaria que se ríe del montón de niños desnutridos que fueron llevados para
destruir a una enemiga política. La deshumanización tiene distinta ropa, pero en
este caso la misma responsabilidad.
Pasan los días y salen a luz toda clase de
actos bestiales donde aflora lo peor del ser humano traducido en diputaciones
malparidas, influencias y magistraturas sobornadas.
Dos posturas sobre deshumanización se
complementan al momento de reflexionar sobre el tema. El sacerdote jesuita
Ignacio Martín-Baró, en su noción de deshumanización ofrece un enfoque de los
traumas psicosociales de la posguerra. Parte de su experiencia en El Salvador,
realidad similar a la nuestra porque vivimos un conflicto armado interno que
tuvo efectos parecidos, aunque distintas reacciones.
El jesuita recopiló ensayos de varios autores bajo
el título “Psicología social de la guerra: trauma y terapia”. Allí, el
psicólogo Joaquín Samayoa expone su “hipótesis de la deshumanización”, según la
cual la guerra incide en los patrones de conducta y los esquemas cognitivos de
la población; por ejemplo, sufre el empobrecimiento o la pérdida de la
capacidad de pensar lúcidamente; el empobrecimiento o pérdida de sensibilidad
ante el sufrimiento y sentido solidario, y la pérdida de la esperanza.
Tan interesante enfoque, sin embargo, no
satisface a Martín-Baró porque encuentra en él que el sujeto solo se adapta a
las circunstancias. Para el jesuita, me parece, el ser humano no es solo víctima
de su historia, no solo se adapta a la deshumanización sino que puede
contribuir a propiciarla.
En nuestro ámbito, las pandillas se nutren del miedo,
inseguridad y muertes violentas diarias, el cierto, pero además encuentran propicio
el terreno deshumanizado así mantenido por gentes como la diputada Mirza
Arreaga, del partido Lider, y los demás funcionarios responsables de provocar y
cultivar relaciones sociales deshumanizantes. Aun si están mentalmente
afectadas, personas como ella no tienen disculpa por ser parte de una sociedad destruida,
ya que tuvieron el poder de transformarla.
Nuestro miedo a los asaltos o a morir violentamente,
el racismo y discriminación provocan el deterioro de nuestra convivencia. Pero
todo eso no surge de la nada, son efectos a largo plazo de una estrategia
contrainsurgente implementada durante el conflicto armado. Hoy sufrimos los
golpes dados a la insubordinación de nuestros padres, tías, abuelos, aplacada
por métodos infrahumanos. Si ellos lucharon hasta morir, nosotros no podemos
dejar el trabajo a medias.
Es falso que la pobreza provoque violencia. No
es cierto que los barrios más pobres son, por el hecho de serlo, nidos de
delincuencia. Lo que provoca la violencia es la deshumanización incrustada
especialmente en gobernantes y personas con dinero y poder, que pudiendo
cambiar el rumbo de las cosas prefieren reafirmar sus intereses mezquinos y
salvajes.
@juanlemus9
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